lunes, 14 de septiembre de 2009

Reflexión 1 - Perdón

La vida muchas veces nos trae circunstancias que nos abaten y nos duelen. A nadie le gustan los conflictos, los choques ni las confrontaciones, pero todo esto es inevitable ya que las personas son distintas y por más que no querramos siempre van a existir roces. El problema de estos roces es que generan consecuencias negativas en las vidas de los involucrados.
Hay personas que guardan durante años el recuerdo de errores del pasado, o que quizás nunca en su vida logran perdonar.
La falta de perdón hacia los demás demuestra una cosa muy triste, que es la falta de perdon hacia uno mismo. Una persona que no se perdona a si mismo es incapaz de perdonar a los demas. La falta de perdon nos hace esclavos de diferentes cosas:
- Del pasado. Las cosas que no se pueden perdonar nunca se olvidan y y se tornan una carga.
- De mi mismo. Si no logro primero perdonarme no podré perdonar a los demas.
- De las personas. La falta de perdon genera un sentimiento de deuda o culpa hacia los demas.

¿Es posible perdonar a alguien que nos lastimo profundamente? Sí, es posible. Para entender esto hay que tener en cuanta que nosotros no somos perfectos y que nuestros errores posiblemente puedan lastimar a los demas. Cuando me veo a mi mismo y entiendo mi condicion humana es entonces que puedo comprender las fallas de los demás.

¿Que debemos hacer para aprender a perdonar a los demás? Para empezar, es imposible dar algo que nosotros no tenemos. Solamente cuando recibimos el perdon de Dios podemos perdonarnos a nosotros mismos, y es esto lo que nos posibilita perdonar y aceptar a los demas. Otra cosa que debemos intentar es dejar de ser esclavos del pasado. Lo que pasó ya no nos sirve más, ya que cada mañana nos despertamos en un mundo completamente nuevo.
Cuando alcanzamos aquel nivel en el que podemos perdonar cualquier cosa nos liberamos del pasado y del miedo a que nos lastimen. En ese momento se nos abren las puertas del amor y de una nueva forma de relacionarnos con las personas. Esto lleva a que nuestro presente se vea transformado y podamos proyectar nuestra vida hacia un nuevo comienzo.
Uno de los mayores atributos de Dios es el perdón. Todos los dias su perdon es renovado en nuestras vidas, y una vez que entendemos esto, el amor fluye en nuestras vidas de manera sincera y transparente.

“Perdonar es poner a un prisionero en libertad
y descubrir que el prisionero eras tú.”

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